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La dimensión digital es fundamental en la vida de las sociedades modernas. La prosperidad y seguridad de una nación dependen de ella, y su adecuada defensa es, por tanto, una cuestión existencial para un Estado. Existen diversos factores de interés para un Gobierno en este dominio, bien por el lado defensivo u ofensivo.
Al hablar de ciberseguridad pueden destacarse las actividades de espionaje exterior (político, militar, industrial), de sabotaje (infraestructuras, servicios esenciales, etc.), de interferencias en la vida colectiva de una sociedad adversaria (fomentar la discordia, influenciar elecciones, etc.) o de vigilancia interior (terrorismo, criminalidad, disidencia en el caso de regímenes autoritarios).
En paralelo fluyen otros aspectos, como el esfuerzo para plasmar normas y estándares internacionales de forma acorde a los intereses nacionales o, por ejemplo, reforzar la seguridad ante amenazas procedentes de grupos criminales, como los “ciberchantajes”.
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Según el diario El País ¨En un juicio sintético, hay convergencia de los expertos en considerar que EU es la potencia dominante, que tiene una considerable ventaja sobre los demás; que China hace un enorme esfuerzo para ganar terreno, y es el único actor con capacidad de situarse en niveles de excelencia en todos los ciber sectores junto a EU; que Rusia es un protagonista extremadamente agresivo, con altas capacidades ofensivas pero también claras limitaciones; que varios países europeos son actores relevantes, pero su tamaño y las dificultades para construir sinergias en el seno de la UE disminuyen sus perspectivas¨ de protagonismo.
En términos de sabotaje e influencia, Rusia es el actor más agresivo ante Estados Unidos, seguido de China.
Así mismo, el diario El País señala ¨Pekín, en cambio, es notoriamente muy activo en el sector del espionaje, especialmente para robar secretos industriales. Julia Voo, una de las autoras del estudio del Belfer Center de Harvard y especialista en China, subraya en ese sentido el reciente activismo de Pekín para recolectar inteligencia acerca de investigaciones sobre el coronavirus.¨
En cuanto a potencial ofensivo, es razonable pensar que China y Rusia por experiencia acumulada, tipo de liderazgo y medios son las fuerzas más capacitadas después de EU. En el sector ofensivo, cabe destacar otros dos actores por su activismo: Irán y Corea del Norte, que figuran junto a las tres grandes potencias entre los cinco países que más ataques acumulan según el recuento que lleva a cabo el Consejo de Relaciones Exteriores de EE UU.
Desde el virus que en 2010 averió parte de la infraestructura del programa nuclear iraní ―Stuxnet, elaborado por EEUU e Israel según los expertos―, hasta la vigilancia masiva de EU revelada por Edward Snowden en 2013, las interferencias rusas en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 o el sabotaje del importante oleoducto Colonial en 2021 en Estados Unidos, lo evidente ya inquieta.
Sin embargo, hay mucho más que no se ve, no solo en términos de espionaje, sino también de actividades de reconocimiento y toma de posiciones previas para posibles acciones futuras. Ante este panorama, todos los Estados buscan afianzar sus posiciones a través de distintas iniciativas, tales como ciberestrategias de alcance cada vez mayor, así como la introducción de elementos regulatorios para reforzar la ciberresiliencia en el conjunto de la sociedad.
La situación del sector privado es un componente esencial para medir el ciberpoder de un país. Estados Unidos posee las capacidades más avanzadas, puede ir a cualquier parte y hacer cualquier cosa en el ciberespacio. Esto se debe a que ha trabajado a fondo en ello desde hace al menos 25 años y a que tiene un complejo militar industrial muy avanzado, pero también a que tiene las compañías más poderosas en el sector, y a la capacidad de movilizar el potencial privado para objetivos militares y encubiertos, según diversos análisis de expertos en tecnología y ciberseguridad ningún otro país del mundo tiene tantas compañías tan avanzadas ni la capacidad de articular una eficaz interacción entre Gobierno, empresas y departamentos de investigación universitaria.
En este apartado, China cuenta con un creciente panorama de empresas y laboratorios de primera gama. La perspectiva es alentadora para Pekín. En inteligencia artificial el empuje chino es realmente notable. Pero, en conjunto, el gigante asiático todavía se encuentra a una distancia considerable de EU en cuanto a tecnologías y también en nivel general de ciberseguridad.
Otro elemento fundamental para dibujar el mapa de relación de fuerzas es el de las alianzas. Este es otro factor que apuntala la posición dominante de EU, ya que entre sus aliados figuran algunos de los Estados más capaces, mientras China y Rusia no cuentan con ningún socio de primer orden.
En el sector hay un entramado de alianzas de distintas características que llaman la atención. Destacan el grupo de los Cinco Ojos (EE UU, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda), obviamente la OTAN y la UE, pero también convergencias de otro tipo, políticas (G7) o de Defensa (QUAD, AUKUS, ambas con proyección indo-pacífica) y muchas relaciones bilaterales fructuosas.
Como se puede apreciar, son varios apartados que componen la seguridad de un país, y por ende, de su iniciativa privada. Tener la virtud de contar con un aliado de negocios en estas estrategias es fundamental.
Director Canales Comerciales México y Brasil