Las personas que vivían hace un siglo no tenían smartphones en el bolsillo ni ordenadores ante los que sentarse. Tampoco tenían televisión, Internet, notas adhesivas ni pan de molde. Estos inventos revolucionarios han reconfigurado nuestra forma de funcionar como sociedad y como especie, pero ninguno de ellos sería posible sin el héroe anónimo de la innovación: el café.
El primer filtro de café fue inventado en 1908 por Melitta Bentz. No se sabe exactamente cómo se podía hacer algo con productividad antes de esa fecha. Hoy en día, sin embargo, las cafeteras comerciales que utilizan muchos cafés y restaurantes son una pieza de tecnología muy avanzada. Su firmware necesita actualizarse y en algún momento pueden producirse fallos técnicos. Como tales, requieren mantenimiento como cualquier otro aparato.
El mal funcionamiento de una cafetera de última generación es un asunto serio, ya que pocos aparatos contribuyen tanto a que el mundo gire como las cafeteras. Así que cuando el barista local ya no puede suministrar a la gente su taza de café por las mañanas porque algo va mal en su máquina, sabe que nunca ha habido tanto en juego.
EL DESAFÍO
¿Cuál es exactamente el problema? Una máquina de café comercial averiada supone tirar por la borda la fuente de ingresos de una cafetería o restaurante y dañar su reputación. Para evitarlo, se necesita una solución rápida y eficaz. Para conseguirlo, un ingeniero especializado encargado del mantenimiento tiene que desplazarse hasta el lugar donde se encuentra la máquina de café, inspeccionarla manualmente para averiguar qué falla y arreglarla. Incluso si no ha fallado nada pero es necesario actualizar el firmware para evitar futuros fallos, el ingeniero tiene que desplazarse hasta el lugar donde se encuentra la máquina para hacerlo.
Las empresas que prestan este servicio de mantenimiento pueden tener miles de máquinas de café a su cargo, todas ellas en distintos lugares. Naturalmente, esto significa que hay que gastar muchos recursos en tiempo y costes de desplazamiento, así como en contratar a muchos ingenieros para garantizar que siempre haya uno disponible cuando una máquina necesite su atención. Teniendo en cuenta todos los factores, el mantenimiento de una sola máquina de café puede costar más de mil dólares al año. Si, por ejemplo, hay que mantener mil máquinas, el coste total supera el millón.
LA SOLUCIÓN
Una máquina de café comercial avanzada requiere una conexión a una red de Internet. Si ha investigado bien el asunto y se ha decidido por una de nuestras pasarelas industriales, tenemos algo que hará que este reto no sea un problema de forma rápida y sencilla.
Da la casualidad de que casi todos nuestros dispositivos son compatibles con nuestra emblemática solución de gestión RMS. A través de RMS, es posible agrupar todos sus dispositivos y acceder a ellos de forma remota mediante una interfaz limpia y sencilla. Sus ingenieros podrían empezar a supervisar, actualizar y solucionar problemas de las máquinas de café cerca y lejos de la oficina o incluso desde casa, sin necesidad de desplazamientos adicionales. Toda su infraestructura de asistencia puede volverse mucho más eficiente. Y no sólo eso, sino que también puede resultar mucho más rentable. Estimamos que el uso de RMS puede reducir sus gastos de mantenimiento en más de un 80%.
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